Xichú, Gto., (OEM-INFORMEX).- El zapateado no paró, decoró cada uno de los versos que se echaron Guillermo Velázquez y Tobías Hernández en la Plaza Principal de Xichú, entidad ubicada al noreste del estado. En este inicio de año se conmemoró la edición número 40 del Festival del Huapango Arribeño y la Cultura de la Sierra Gorda. Tras años de encuentros huapangueros, el representante máximo de los Leones de la Sierra y fundador del comité del festival, Guillermo Velázquez, se retiró del tablado. Los xichulenses lo despidieron con 10 horas seguidas de zapateado.
No es el último poeta, ni tampoco el guardián, don Guillermo Velázquez Benavidez es el promotor mundial del huapango arribeño e impulsor del festival que en este 2023 cumplió cuatro décadas. Y que ahora, se queda en el arraigo de cada uno de los habitantes apasionados del huapango -según los calificó el poeta Guillermo-, que año con año han hecho del festival la celebración más esperada del municipio.
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Entre todos los xichulenses lo hicieron posible, desde las tortillas hasta el hospedaje y cada una de las necesidades del festival fueron gestionadas por el comité ciudadano y donadas por quienes han hecho de todo para mantener viva “una batalla versítica llamada ‘topada’”, escribe Eliazar Velázquez Benavidez en el Memorial de la poesía decimal y la música de vara de la Zona Media de San Luis Potosí.
Celebrar los 40 años de la tradición para el poeta Guillermo Velázquez, fue la coronación de un esfuerzo comunitario. En exclusiva con Organización Editorial Mexicana aclaró que no es esfuerzo de una sola persona. “Ha sido una fiesta que ha crecido, fue una semilla, pero ahora es un árbol frondoso. Imaginate, todos nosotros (señaló a los cientos de asistentes) somos las hojas, el tronco, está en el comité y las raíces son el huapango”, dijo el poeta en su despedida.
En la orilla del estado de Guanajuato, ahí donde converge con Querétaro, Hidalgo y San Luis Potosí, apapachados por la Biosfera de la Sierra Gorda, el huapango arribeño es la sazón de todas las fiestas. La poesía decimal y la música de vara no le ha faltado ni le faltará a Xichú en lo largo de su historia. Dos tablados son necesarios, para que de lado a lado de la plaza, los músicos se avienten versadas.
Del 29 de diciembre al 1 de enero se celebraron los 40 años del festival que enorgullece a los oriundos. Poetas y músicos de Puerto Rico, España, Cuba, Islas Canarias y Argentina, además de los mexicanos, se dieron cita en el municipio que se encuentra en el centro de México. Las variantes de trovadores versaron unos con otros para celebrar la tradición musical que comparten.
Durante los casi cuatro días de festival, se vivieron actividades que conmemoran la vida de los poetas y músicos que dieron vida al huapango arribeño. En el panteón de Xichú, donde los poetas de la zona descansan, se les realizó una ofrenda llena de agradecimiento por el legado, también se realizaron talleres para niños y distintos homenajes, uno de ellos en recuerdo de Polo Estrada y su tradicional visita con las Mojigangas.
Las Mojigangas, invitadas especiales originarias de San Miguel de Allende, del doctor y cartonero Leopoldo Estrada Buenrostro, tampoco faltaron. Polo falleció en 2022, después de más 30 años asistiendo al festival del huapango, su ausencia fue representada por sus Mojigangas, su hija Alejandra Estrada y su sobrino, Ángel Estrada. Cada año, Ale acompañó a su padre y lo continuará haciendo. Ahora entre su primo y ella, mantendrán vivo el vínculo con Xichú y la tradición.
Las grandes muñecas de cartón, cada año limpiaron los malos espíritus del festival -motivo para el que fueron creados los gigantes originarios de España-. Polo, quien fue reconocido internacionalmente por sus creaciones de cartón, ahora es recordado como un artista guanajuatense muy querido que confió en Xichú y su tradición. Aunque Polo llegó como doctor a Xichú, su legado lo convirtió en artista.
La cúspide del festival
Como celebración del año nuevo llega la topada. En punto de las 12:00 am del año que inicia arranca la batalla versística, ahí, el huapango arribeño es el motivo principal de la reunión. En Xichú, las familias celebran el año nuevo reunidas en el centro de la cabecera municipal. El objetivo es aguantar de seis hasta 10 horas de zapateando.
Los músicos foráneos abrieron la topada número 40, previo a las 12:00 am se acabó su intervención y dio turno a la pirotecnia que iluminó por varios minutos el cielo para celebrar el inicio de año. En la plaza, los asistentes se abrazaron unos con otros augurándose un buen 2023. Los sierreños convivían unos con otros, como una familia de más de mil integrantes.
Y así, llena a tope, siguieron las 10 horas de topada. Los poetas Guillermo, Tobías y los músicos -cuatro violinistas y dos vihuela-, se echaban versadas de lado a lado de la plaza. Los asistentes, acomodados como una caja de cerillos, zapatearon cuanto los músicos tocaron. Las pausas solo se las dedicaron a los versos.
Los músicos estaban comprometidos con mantener el ánimo y los xichulenses e invitados respondieron zapateando. Por 10 horas, el ánimo no cayó, pero fue en punto de las 10:42 de la mañana del primer día de enero, con el sol sobre la nuca, que Guillermo Velázquez se despidió del tablado de la Plaza Principal que lo vio formarse como poeta. Un poeta que ha decir de la gente, era un virtuoso de la poesía y un conocedor nato del extenso léxico mexicano.
El orden prevaleció bajó los ojos de los únicos 10 elementos de las Fuerzas Públicas del Estado, que destinó el gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo a la concurrida festividad.
Las primeras 10 horas del 2023 en Xichú se recibieron bailándole a las raíces, zapateándole a la tradición al ritmo del huapango arribeño, ese que se compone del verso.