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El Justo Medio. Mauricio Hernández Mendoza – El Sol del Bajío

Sin crecimiento real el salario de las y los mexicanos en el 2022

El salario mínimo en México ha aumentado, entre el 2019 y el 2022, a tasa anual compuesta un 18.9 por ciento. Particularmente, en el año 2020 el salario mínimo aumentó un 22 por ciento; a pesar de ello, el salario promedio real de las y los mexicanos se mantuvo prácticamente sin cambios, al aumentar solo un 0.1 por ciento.

De acuerdo a la información que presenta la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), al cierre del cuarto trimestre de 2022, el salario promedio diario de las y los trabajadores mexicanos era de 286.87 pesos diarios, monto que representa un incremento del 7.9 por ciento con respecto al salario promedio observado al cierre del 2021. Sin embargo, la inflación anual en el año 2022 fue del 7.82 por ciento, por lo que en términos reales, el crecimiento del ingreso medio de las y los mexicanos fue de solo el 0.1 por ciento; prácticamente, ¡nada!

El crecimiento casi nulo del ingreso promedio real en el 2022 se debió a que la proporción de trabajadores que gana como máximo dos salarios mínimos al mes, se incrementó del 67.98 por ciento al 74.41 por ciento entre el 2021 y el 2022, mientras que la proporción de trabajadores que gana más de 5 salarios mínimos se redujo del 2.63 al 1.76 por ciento.

De esta forma, el incremento nominal al salario fue de solo el 7.9 por ciento, debido a que no existe una movilidad lineal ni suficientemente progresiva del ingreso. Por ejemplo, al cierre del 2021 existían 13.7 millones de trabajadores que ganaban el salario mínimo, pero al cierre del 2022 este grupo de trabajadores se incrementó en 4.2 millones de personas, quienes no recibieron el incremento del 22 por ciento en su salario, sino que solo recibieron el incremento necesario para ganar el salario mínimo. De esta forma, el incremento salarial va perdiendo progresividad y el aumento se degradó del 22 por ciento aprobado por la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CONSAMI) al 7.9 por ciento, efectivamente observado.

Por el otro lado, la cantidad de trabajadoras y trabajadores que ganaban más de cinco salarios mínimos al cierre del 2021 era de 1.3 millones, mientras que, al cierre del 2022, este grupo se redujo a solo 891 mil personas.

Desafortunadamente el incremento medio, que en términos nominales resultó en el 7.9 por ciento en el 2022, apenas fue suficiente para recuperar el poder de compra que a lo largo del año se fue perdiendo y que acumuló el 7.82 por ciento en el ejercicio. Dicho de otra forma, el incremento al salario mínimo observado en el 2022 apenas fue suficiente para evitar la pérdida del poder adquisitivo de las y los trabajadores en México.

Y como casi siempre en la historia, las mayores afectaciones económicas las sufren quienes tienen acceso a los menores niveles de ingreso. De acuerdo a los componentes de las canastas de consumo de los diferentes deciles de la población, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) presentó un análisis en el que afirma que el primer decil de la población, es decir, el 10 por ciento de las y los mexicanos con menores ingresos, sufrió una inflación, en los últimos doce meses, del 9.93 por ciento, pues los bienes básicos que componen la canasta que consume este sector de la población, sufrieron un mayor incremento comparado con el precio de los bienes que componen las canastas de consumo de la población con mayores ingresos.

A medida que una persona tiene un mayor nivel de ingreso, dice el IMCO, la canasta de consumo se fue encareciendo a menor velocidad; el décimo decil de la población, es decir, el 10 por ciento de las y los mexicanos con mayores ingresos, vieron crecer el precio de su canasta de consumo, en los últimos doce meses, en un 7.49 por ciento. De acuerdo a ello, es posible concluir que los precios aumentaron 25 por ciento más para la población más pobre de México en comparación con el crecimiento que observaron los precios para el sector con mayores ingresos.

Por ello, es importante reflexionar sobre la importancia que tiene el aumento de los salarios mínimos en el país; finalmente lo relevante no es incrementar los salarios, sino aumentar el poder de compra de las y los trabajadores, y esas son dos historias muy diferentes. Si las políticas públicas en materia salarial se limitan a incrementar el salario mínimo no se logrará impactar de forma verdaderamente positiva la capacidad de compra de ese ingreso.

Más allá de los incrementos, que si bien necesarios nunca serán suficientes, se deben de procurar dos estrategias adicionales: evitar el incremento descontrolado de los precios y aumentar la productividad de la mano de obra para lograr mayores aspiraciones salariales. Y en estas dos estrategias las autoridades responsables han fallado, gravemente.

En cuanto al control de precios se refiere, el Artículo 28 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, mandata que el estado mexicano debe de contar con un banco central “cuyo objetivo prioritario será procurar la estabilidad el poder adquisitivo de la moneda nacional”. Entre el 2019 y el 2022, el ingreso de las y los mexicanos ha perdido el 22.7 por ciento de poder de compra; y más grave aún, en estos tres años, el subíndice que contiene el precio de los alimentos y las bebidas ha crecido a razón del 37 por ciento.

Por otro lado, en el país sufrimos estructuralmente de un perfil de demanda de trabajo que mayoritariamente no exige altas competencias laborales, por lo que tampoco ofrece grandes aspiraciones salariales; el rezago en educación, la falta de penetración de disciplinas STEAM, la falta de certeza legal, política y social para la atracción de inversiones productivas, entre otros factores, han detenido el avance en la productividad del trabajo de las y los mexicanos y con ello se ha aletargado la recuperación real del ingreso y de su poder adquisitivo.

El país ya va muy tarde en el diseño de estrategias integrales para la recuperación del poder de compra de los salarios. Mediáticamente, el incremento de los salarios mínimos pareciera ser rentable en términos del discurso político, pero habría que preguntarle a las familias si este discurso se sostiene cuando están comprando sus alimentos en el mercado, pagando su renta o surtiendo sus recetas médicas.

LA VIRTUD DEL JUSTO MEDIO

Al cierre del 2021 la brecha entre el ingreso promedio de los hombres y las mujeres alcanzó el 21.7 por ciento; al cierre del 2022 esta brecha se redujo solo un punto porcentual y alcanzó el 20.7 por ciento. El mercado laboral mantiene un vergonzoso sesgo en detrimento de los salarios de las mexicanas; las mujeres trabajadoras en México ganaron en el 2022, en promedio, 7 mil 560 pesos menos que los hombres, solo por una condición de género. Dicho de otra forma, las mujeres en su conjunto dejaron de ingresar, en el 2022, 179 mil millones de pesos solo por ser mujeres.

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